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Traspasando las barreras del techo de cristal

blog rompiendo las barreras de cristal -

Creo que toda las mujeres hemos sentido en algún porcentaje, por pequeño que sea, que hay una barrera difícil de traspasar cuando hablamos de escalar jerarquías en el ámbito laboral. Ya sea como empleadas de alguna empresa o independientes, hemos sentido que en nuestro género no hay igualdad de oportunidades cuando intentamos desarrollar papeles de liderazgo. En este mes de marzo que es celebrado el día internacional de la mujer, quise exponer este tema, y celebrar de nuevo la superación de las mujeres. Aquellas mujeres que, aunque teniendo estas barreras, hemos logrado traspasarlas, convirtiéndonos en mujeres líderes y en posiciones de poder para demostrar que es posible romper el cristal.

Primero quiero explicarles que es el Techo de cristal. Para los que no conocen el término (originalmente glass ceiling barriers en inglés) se explica como una barrera invisible, de allí su nombre, que aparece cuando las mujeres nos acercamos a posiciones jerárquicas de alto poder. Este techo limita el desarrollo profesional de las mujeres y nos impide seguir avanzando. Creando unos sesgos de género inhibidores de oportunidades.

Ahora con este término aclarado es posible que algunas se hayan identificado con el techo. Pero si no es así, no significa que no te haya sucedido, es posible que tú misma te hayas puesto esa barrera. Hemos crecido en un mundo con costumbres tan arraigadas que podemos no darnos cuenta de que ciertos comportamientos no están bien, y que deberíamos tener las mismas oportunidades independiente de nuestro género, raza o religión. Pero como es un tema que se ha normalizado y hemos crecido con él, nosotras mismas comenzamos a comportarnos de la misma manera y no nos damos cuenta que estamos vulnerando nuestros mismos derechos.

Sin embargo el tema principal de este blog no es el Techo de cristal. Les quiero hablar de la posibilidad de traspasarlo y eventualmente romperlo. Cuando decidí escribir este blog comencé a buscar a amigas y conocidas que hubieran logrado traspasar esta barrera y ubicarse en posiciones de poder. Afortunadamente para mí, no son tan pocas como imaginaba. Les pedí algunos testimonios sobre ellas como lo habían logrado y cuáles habían sido sus mayores dificultades.

Leyendo varios de los testimonios me di cuenta que hay varias situaciones que se repiten, pero existen diferentes formas de fijar esa barrera. Por ejemplo, en el caso de Ana María, monitora de estudios clínicos, la mayor barrera que ella ha sentido es el balance entre la vida personal y la carga laboral. Para ella la maternidad es un pilar de vida, pero quiere seguir superándose profesionalmente, y para esto debe demostrar su disponibilidad y compromiso dentro de la empresa. Al generalizar que la maternidad está centralizada en el género femenino y que las tareas del hogar también son su responsabilidad, estamos predisponiendo tanto a la mujer con esta carga, como a la empresa de pensar que ella no tiene el tiempo para desarrollar todas las actividades relacionadas con su posición.

Por otra parte, Nancy siente que en su ambiente laboral los jefes les exigen más a las mujeres pero no les pagan lo justo por su trabajo en comparación con la remuneración del género masculino. No es la primera vez que escuchamos de amigos o conocidos esta situación, o hasta nosotros mismos lo hemos sentido. Esta diferencia, aunque ha disminuido en este último siglo, sigue estando muy marcada con una brecha salarial de género estimada en un 23% a nivel mundial (según las Naciones Unidas). Esta sensación de desigualdad que Nancy sintió en otros trabajos del pasado hizo que se retara más a sí misma para ser cada día mejor, y que en otra empresa alcanzara una posición de poder como Gerente de producción de cine.

 

Estudios han demostrado que la brecha salarial entre las mujeres respecto a los hombres al 2019 en Colombia era de un 12,9% inferior (según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH)). Esta diferencia podría deberse a que en el pasado, los hombres se tomaron la responsabilidad de ser los proveedores económicos del hogar, y las mujeres por su parte eran las responsables del cuidado y mantenimiento de este. Luego, las tarea realizadas por el hombre se comenzaron a sobrevalorar (tanto social como económicamente) mientras que las de las mujeres a desvalorizarse.

 

Finalmente les quiero hablar de dos amigas cercanas. Susana, hoy CFO (Chief financial officer) de una multinacional energética. Para ella “reconocer las diferencias y retos adicionales que enfrentamos las mujeres para escalar profesionalmente ha sido un ejercicio de conciencia y de prestar especial atención, por que en muchas ocasiones son elementos que están tan normalizados en nuestra cultura que los pasamos por alto”. Esta normalización cultural, que no solo tienen los hombres sino también las mujeres, nos ha puesto un freno en nuestro desarrollo profesional. Para Susana fue fundamental lograr identificar esos elementos y superarlos con el apoyo de la compañía en la que trabaja.

Por otro lado, Lina, jefe de carrera de Diseño y gestión del Producto; y Diseño y gestión de Espacios de una universidad en Medellín se siente afortunada de haber crecido en un ambiente familiar y social donde la animaban y acompañaban a cumplir sus metas profesionales. Con el apoyo de becas que le han permitido formarse en su desarrollo profesional y con el conocimiento de sus derechos, Lina ha direccionado su vida profesional sin ponerse limitaciones. Sin embargo nos dice que no es fácil “uno supone, entonces, que el camino es sencillo teniendo en cuenta esas condiciones, sin embargo, en el trayecto es evidente que la academia y la ciencia todavía son espacios masculinos, los esfuerzos para liderar y para que las ideas sean tenidas en cuenta muchas veces deben ser superiores y sobre todo tener el deber de explicar el por qué se eligió un camino que históricamente es masculino, como la ingeniería.”

Estos son algunos de los testimonios de mujeres que han logrado superar esa barrera que queremos que nos inspiren a todos a seguir trabajando en la igualdad de género y el respeto mutuo. Quiero terminar diciéndoles que es que posible traspasar esa barrera, y hacer una más.

Es un techo de cristal, significa que es frágil, que puede romperse. Sólo tenemos que alcanzarlo y entre todas quebrarlo.

 

Escrito por: Sara Sorza, líder de expansión.